lunes, 23 de noviembre de 2009

OBISPO DE SAN CRISTÓBAL ANUNCIÓ MENSAJE PARA EL ADVIENTO Y LA NAVIDAD



San Cristóbal (Prensa DiócesisSC).- Este domingo, 22 de noviembre, Solemnidad de Cristo Rey el Obispo de San Cristóbal, Mons. Mario Moronta, ha publicado su mensaje para Adviento y la Navidad dirigido al presbiterio y a los fieles cristianos de la Iglesia local de San Cristóbal. Reflexiona el Prelado en este escrito tomando en cuenta la tensa situación de la región tachirense.

“Nos corresponde vivir esta experiencia en momentos de particular tensión en nuestra región: lejos de disminuir, se ha acrecentado la crisis moral que golpea a nuestras familias y comunidades, así como la violencia, con sus funestas manifestaciones de secuestros, narcotráfico, extorsiones, sicariato, delincuencia…” señala Mons. Moronta en la introducción del mensaje.

También invitó el Obispo a los que se dedican a las malas artes a que se dejen reconciliar con Dios. “Nuevamente invitamos a los que se dedican a las malas artes y al comercio de muerte –narcotraficantes, secuestradores, extorsionadores, sicarios, delincuentes, violentos de todo tipo- a que se conviertan y regresen al temor de Dios. De igual manera, a quienes se dedican al tráfico de niños y mujeres, al tráfico de órganos, a quienes promueven la pornografía y la prostitución o el derrape moral, a que se conviertan y regresen al temor de Dios”.

También hace un llamado Mons. Moronta a las autoridades, -civiles, militares y policiales- a que intensifiquen esfuerzos en cumplir con su obligación de garantizar la seguridad ciudadana y promover la auténtica paz social. De igual modo exhorta a todos los dirigentes políticos, cualquiera que sea su opción, a dar pasos ciertos a fin de superar la polarización  que separa, y les invita a dar al pueblo ejemplo de diálogo respetuoso para construir la sociedad que se requiere.

Finalmente el Obispo propone, “emprender la renovación moral de nuestra sociedad, que debe, a la vez, ser un componente necesario de la misión evangelizadora que hemos recibido del Señor. Así, estaremos contribuyendo seriamente a la implantación de un cielo nuevo y una nueva tierra en los que habitará la justicia (2Pe 3,14)”.